¿De qué hablamos cuando hablamos de locura?
¡Qué loco está Fulanito! ¡A veces tengo miedo de volverme loco! Y muchos otros dichos en relación a la locura podrán resonarnos en tanto esta palabra circula como una más de nuestro lunfardo. Variadas son las situaciones cotidianas en las que esto puede ponerse en juego, desde algo muy pequeño como gritar o empujar bruscamente a alguien dentro de un medio de transporte, hasta vestirse extravagante o ver a una persona hablando y riéndose sola sin sentido aparente. Ahora bien, ¿De qué hablamos cuando hablamos de locura?
Tiempo atrás, el hecho de ser una mujer trabajadora, o una madre soltera daban cuenta de algo descabellado. Esto mismo ocurría con la homosexualidad y el divorcio. Lo cierto es que cada época ha trazado su propia construcción de normalidad, delimitando en el mismo movimiento aquello que no pertenece, y que es por ende anormal.
La privación del juicio, y el rechazo de las normas sociales parecieran no ser patrimonio exclusivo del “loco”. ¿O existe acaso algún sujeto que pueda someterse de forma permanente al status quo? En mayor o menor medida, todos intentaremos ser parte de un conjunto en el que no siempre cabemos.
Claro está que el loco de hace siglos hoy no circula por la calle ¡Ya no hablamos de brujos y hechiceros! En la actualidad la proliferación de diagnósticos en salud mental dio lugar a nuevas categorías y estructuras. Psicosis, bipolaridad, esquizofrenia, depresión, neurosis, y otros términos quedan hoy emparentados al padecimiento mental. Aquí los caminos se bifurcan y nos preguntamos nuevamente en relación a la locura: ¿Cuál es el loco? ¿Hay acaso una locura necesaria que se distingue de otra patológica?
Desde Contarse cuestionamos aquella barrera imaginaria que separa al loco de quien no lo es. ¿Puede un sujeto estar en equilibrio de un modo constante? Determinados momentos vitales suelen producir rupturas que nos invitan a revisar nuestras propias coordenadas. El ataque de pánico, las crisis de ansiedad y la angustia, por ejemplo, pueden indicar la fractura de cierto equilibro previo.
¿Estamos todos tal vez un poco locos? ¿En qué medida? No sólo la época, también la singularidad de la historia de cada uno, portarán las claves para pensar aquello que en cada caso podrá desestabilizarnos, abriendo la posibilidad de revisar nuestro malestar y la relación con los otros.
EXCELENTE NOTA,COMO TODO LO QUE PUBLICAN,ES VERDAD TODOS SUFRIMOS DESEQUILIBRIOS QUE HACE QUE MUCHAS VECES ESTEMOS MAL, ANGUSTIADOS, IRRITABLES,CREO QUE LA CLAVE ESTÁ EN REVISAR ESOS ESTADOS Y BUSCAR APOYOS PARA ESTAR CADA DÍA UN POCO MEJOR. GRACIAS POR LAS PUBLICACIONES QUE NOS HACEN REFLEXIONAR.
Hola,coincido con Rosana,no saben lo que significa para uno que está tan distante de Capital,el no poder asistir a charlas.Es imprescindible contar con herramientas para poder transitar el camino junto a tu familiar.Vivís cuestionándote si lo que haces esta bien ó mal.Por eso ĢRACIASpor las notas/publicaciones porque a pesar de todo, nos transmiten conocimientos y apertura mental,nuevamente Gracias😀